Es irónico ver cómo los salvapatrias que iban a redimirnos del
capitalismo neoliberal y de la derecha cáustica caen en las mismas
artimañas de sus declarados enemigos. Resulta cuanto menos irónico, por
no decir lamentable, ver cómo Pablo Echenique, paladín de Podemos desde
su cómodo asiento en las Cortes de Aragón y a la par Secretario de
Organización del partido morado, uno de los tantos que iban a salvarnos
del apocalipsis marianesco, caiga en las mismas arenas movedizas que los jerarcas de puro y chistera.
Y es que la malvada prensa facciosa, que dirían nuestros
correligionarios de Podemos, ha desvelado que Echenique mantuvo a un
empleado del hogar sin contrato y sin cotizar a la Seguridad Social
durante un año. Y mientras tanto, hace apenas dos meses, nos iba dando
lecciones de magmánima humildad con jocosas frases y rotundas sentencias
tales como que "es una vergüenza que tengamos a cuidadoras sin pagarles
la Seguridad Social". Así, by the face. Porque él lo vale.
Nuestro querido Echenique, el mismo que declaraba que "hay que estirpar
las malas hierbas" cuando se refería a las pugnas internas dentro de su
formación, como buen amante de la política de amor de Lavrenti Beria,
reconoce que "no hizo las cosas bien"., pero no hizo nada por enmendarlo
porque no tenía tiempo, no le apetecía o vayan ustedes a saber. Y no
solo eso, sino que pone de excusa la "situación de la gente humilde que
recurre a la economía sumergida", porque su sueldo de diputado por las
Cortes de Aragón solo le da para masticar las suelas de los zapatos.
Entre tanto, y para variar, su habitual 'troupe' aplaude con las
orejas. Para sus acérrimos seguidores la culpa es del sistema, de la Ley
de Dependencia, del establishment, del Ibex-35 o de los masones.
Cualquier excusa es válida para no reconocer la verdad que les estalla
delante de sus narices: que uno de los suyos, uno de los mesías
redentores, de esos chulainas que venían a salvarnos del desastre, como
maná caído del cielo, cometía los mismos tropeles que cualquier otro
político, como cualquier españolito de a pie.
Con la salvedad de
que el españolito de a pie al que el propio Echenique recurre a modo de
excusa no percibe un goloso salario de diputado que infla su cartera
como la de un buen progresista de salón de té. Ni tampoco se presenta
como mágica solución a los problemas sociopolíticos de una sociedad
harta de trapicheos y corruptelas que el propio Echenique usa para
burlar los pagos a la Seguridad Social. Todo ello sumado al agravante de
la desfachatez y la hipocresía de quien se proclama defensor de los
derechos de los trabajadores y luego, cuan mamporrero de la nueva casta
política -"meet the new boss, same as the old boss", dice Pete
Townshend-, es el primero en tener a un trabajador en una situación
irregular. Con un par. Y sin que se le inmute un solo pelo.
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